Se asoma la alborada y aún trato de conciliar el sueño; veo caer el rocío de mi ventana; y siento que el cuerpo se me cubre de hielo, al verme tan solitaria en mi cama, me cubro con tus recuerdos para no sentirme tan sola; veo el reloj marcar la hora y siento que tú no vendrás más nunca a merodear por mi habitación; te llevaste todo, excepto a mí. Quisiera perecer de una vez por todas y así acabar con el dolor que me genera tu ausencia. ¡Qué infortunio!. Creo no resistir más amor mío, ¡para qué la vida si no estás junto a mí¡. El tiempo toca mi rostro, toca mis pensamientos, mi conciencia y se está llevando poco a poco lo que queda de mí. Tu presencia era mi bálsamo para seguir viviendo, tus palabras que se dibujaban sinceras, perfumaban mi existencia. Ahora ya no hay nada de eso. Procura recordarme, aunque sea poco, porque en lo que a mí respecta te llevaré siempre conmigo, hasta que fallezca de amor por ti. Ya siento que me carcome la espera de tu llegada, sólo te digo que cuando sientas frío, al tomar café por la tarde, sabrás que la perfidia de tu amor, la recordarás solamente tú.
**La Soñadora**