El primer día de este año, Netflix estrenó la primera temporada de esta serie que cuenta con 10 capítulos; un drama emotivo, estilo culebrón mexicano, donde una patinadora ve su carrera hacerse trizas tras un accidente.
Decidí verla para cambiar tanto suspenso que ando viendo, además porque su protagonista es Kaya Scodelario, (Crawl) y sus interpretaciones me han llamado la atención varias veces.
Básicamente cuenta la historia de Kat Baker, una patinadora sobre hielo que sufre una grave lesión y se ve la oportunidad de reiniciar su carrera como patinadora en parejas mientras oculta el historial de enfermedades mentales de su familia.
Los episodios abarcan la presión que sufren los concursantes, tanto en su entorno familiar como profesional. Dentro y fuera del hielo, Kat y su nuevo compañero enfrentarán enormes dificultades, lesiones tanto en el cuerpo como en el alma, y sacrificios financieros para poder realizar su sueño.
Aunque me la vi completa, porque hay capítulos que logran enganchar, siento que algunos episodios no logran llenar los espacios. Hacia el capítulo 5 estaba que la dejaba, pero la interpretación de los protagonistas lograron no dejarla empezada. Algo irregular pero interesante, sobre todo al final, donde abarcan un poco más el tema de la bipolaridad, y los constantes problemas a los que se enfrentan las personas con esta enfermedad.
Acapara temas como los trastornos psicológicos, las presiones sociales y las auto-lesiones que pueden presentarse debido a los anteriores. Con ciertos clichés, pero no logré parar de verla, por el drama y su efusiva emotividad. ¡Venga! que soy una romántica empedernida.
Recomendada como para pasar el rato. No esperes gran profundidad, o mensajes ocultos, pero sí destacadas actuaciones, y cambios inusuales de estados de ánimo… Quizás su segunda temporada logre atrapar más.
JenHathor